ACTITUD DE LOS PADRES.

No castigar nunca al niño cuando se orine.

Ni física, ni psicológica ni socialmente. La enuresis, si bien no es una enfermedad, es un problema que en ese momento el niño no puede superar, y lo que necesita de los padres es comprensión, -que no complacencia- para superar el problema. Cuando el niño es castigado por orinarse, tenderá a sentirse culpable sobre algo que no pueden controlar, por lo que desarrollará conductas depresivas o agresivas, según los casos.

Paliar los efectos aversivos de la enuresis.

El orinarse por la noche lleva consigo una serie de efectos negativos sobre el niño, tales como dormir húmedo, mojar las sábanas, mantener una higiene especial para no oler a orina, no poder salir de excursión, no poder dormir en casa de amigos y familiares, etc. Los padres, cuanto más intenten tapar el problema del hijo, más están reforzando negativamente la conducta de ser enurético, con lo cual la conducta de orinarse se consolida. Con ello no queremos decir que no haya que evitar las consecuencias negativas de la enuresis, pero debe ser él quien ponga en funcionamiento los mecanismos necesarios para disminuir los problemas derivados de su enuresis. Es una manera de actuar de forma madura, activa y responsable.

Nunca humillar o avergonzar públicamente al niño.

Nunca levantar al niño por la noche. Si lo hacemos, no le ayudamos a crear el mecanismo interno de despertarse asociado a las ganas de orinar, únicamente evitamos que se orine esa noche