El entorno del niño es uno de los factores determinantes de la enuresis infantil

El hecho de que un niño miccione de forma involuntaria durante el sueño cuando ha iniciado la edad escolar y sin que haya una lesión que lo justifique puede ser el indicador de la existencia de un problema, no en el propio niño, sino en su familia o en el entorno que le rodea. Así lo ha puesto de manifiesto la enfermera de la familia y la comunidad, Magdalena de Pedro, con motivo del inicio de un curso sobre enuresis infantil organizado por el Colegio de Enfermería de Bizkaia (CEB) y dirigido a las más de 7.000 enfermeras y enfermeros del territorio.

Cuando los padres ven el problema de la enuresis en su hijo, lo primero que se tienen que preguntar es qué puede estar fallando en su conducta con el niño, o buscar también posibles circunstancias ambientales que estén interfiriendo en el normal desarrollo del pequeño”. Cuando un niño no ha alcanzado un rol propio de la edad, “como es orinar de forma adecuada, en los momentos adecuados y en los sitios adecuados”, se considera que realmente hay causas
que le han impedido madurar este aspecto o aprenderlo bien.

Y es que cuando se analizan las causas de este problema, puede existir una predisposición genética, pero se considera que más que una enfermedad es un síntoma que manifiesta otras realidades subyacentes.

“No es una enfermedad monocausal, es sólo un síntoma que obedece a varias causas: entre ellas puede ocurrir que el niño esté estresado justo en la edad en la que aprende a controlar la micción, a los dos años o tres años”. Esto es así porque los niños se estresan con mucha mayor facilidad de la que normalmente se suele suponer, “por presiones de los padres, expectativas paternas desproporcionadas a la edad madurativa del niño, castigos en el medio escolar, etc.”.

Esto no quiere decir que los padres no quieran al hijo, ya que a veces es precisamente todo lo contrario lo que origina el problema: “también puede ser por exceso de amor, por sobreprotección o por considerar al niño como un inválido que no sabe o que no puede, que no controla sus sensaciones corporales”.

 

Castigos y reacciones .

Según ha afirmado Magdalena Ureta, castigar a los niños no suele conducir a nada. Además, los niños cuando son castigados, “reaccionan y en ocasiones castigan también a los padres, a su manera, como puede ser a través de la orina”. Tal y como ha expuesto, “los niños suelen usar la enuresis como castigo a los padres”, como una vía de escape a la agresividad, que, por otro lado, es propia de la edad. Así, “no es ninguna anomalía en un niño el que se orine por castigar, en cierto modo, a sus propios padres” ya sea porque éstos, a su vez, le han castigado, o por alguna rabieta, o porque no le han dejado hacer alguna cosa.

 

Curso a los enfermeros.

El curso sobre enuresis infantil del Colegio de Enfermería de Bizkaia dará comienzo el lunes 28 de enero, en la propia sede colegial, ubicada en la calle Rodríguez Arias 6, 1.º, de Bilbao. El curso tiene una duración de una semana, se impartirá en horario de tarde y es totalmente gratuito para los colegiados que participen en él, al igual que el resto del programa de formación continuada del CEB.El objetivo final del curso es preparar a las enfermeras para que solucionen este problema en las consultas de enfermería de atención primaria y enseñen a los padres a establecer con sus hijos de esas edades unas relaciones proporcionadoras de buena salud y, así, prevenir la aparición de este problema u otros como las anorexias.

Dentro de su contenido, se expondrán una serie de ejercicios “para que el niño tenga una conciencia más presente de sus esfínteres, y luego, haga caso a su cuerpo y asuma su propia responsabilidad”. Pero también se enseña a concienciar a los padres acerca de lo que puede estar sintiendo emocionalmente el niño en cada momento.

En el protocolo que se da en el curso se emplea una terapia de tipo conductista y, posteriormente, otra terapia de tipo emocional, “porque cuando un niño se orina, tiene una gran conciencia de lo que está haciendo; ha tomado la decisión de orinarse o de no querer controlar por la noche y eso es debido a pequeños conflictos emocionales de la infancia”.

 

Edades y prevalencia.

Según los últimos estudios, entre el 12 o el 15 por ciento de los niños menores de seis años tienen enuresis infantil. Entre los tipos existentes, la nocturna es la más frecuente, aunque puede ser nocturna, combinada (diurna y nocturna) e incluso sólo diurna.La edad ideal para que el niño controle la micción se da entre los dos y los tres años. Hablando propiamente de enuresis, se considera que se da en niñas por encima de los cinco años y en niños mayores de seis, ya que se da un poco más de margen madurativo a los niños. Como mucho, se puede prolongar “debido a circunstancias especiales”, hasta los cuatro, aunque, si después de los cuatro años el niño no controla este aspecto, puede ser un indicador de que algo ocurre.